¿NEURO QUÉ?
- Javier Aguado Madrid
- 4 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Llega el turno de un nuevo lunes, y con ello una nueva clase de TICs. En este caso, no os voy a engañar, pero llegué a la clase de Neurodidáctica con bastante miedo. Basta con leer dicha palabra, un poco abstracta en este sentido, para que podáis entender mis temores.
Lo primero que me planteé antes de comenzar dicha sesión, es que pintaba esto de la Neurociencia en una clase de TICs, pero visto como fue se fue desarrollando la sesión, puedo decir que más de lo que pensamos y nos creemos; ya que gracias a la estimulación del cerebro, aprendemos en todos los sentidos, y somos capaces de experimentar y conocer distintas emociones.
Dicho esto, realmente, fue una clase de estudio y aprendizaje basado en el cerebro. Primeramente, analizamos los 3 tipos de cerebros (límbico, cognitivo y ejecutivo), que no quiere decir que tengamos 3 cerebros, sino que cada cerebro se divide en 3 para realizar diversas funciones. Posteriormente, analizamos las distintas fases que se dan en nuestro cerebro, como son el deseo, la acción y la satisfacción, con sus correspondientes neurotransmisores.
Además, estuvimos viendo las memorias que tenemos, que es verdad que si te paras a pensar, ¿memoria de qué tipo?, parece que te cuesta recordarlas, pero que vistas organizadas, tienen todo el sentido del mundo, lo único que nosotros las desarrollamos y ejercitamos de forma involuntaria en muchas ocasiones.
Pero realmente, lo que más me impactó de todo lo que vimos, fue el modelo neurocognitivo de Michael Posner, donde se explican los 3 tipos de atención que son: alerta (se da forma involuntaria), orientación y ejecutiva (se dan de forma voluntaria); y sobre todo, la curva de la atención (cuanta verdad hay en esa imagen…).

Michael, que es un experto en este aspecto y nos tiene en la palma de su mano, supo en esa fase de aburrimiento desviar nuestra atención, y hacer un campeonato de pulso chino entre todos los compañeros de clase para que luego volviéramos a la explicación frescos como lechugas. Aunque llegado el momento, me pregunto, ¿por qué no aplican esto mismo todos los profesores en su clases?, ¿tan difícil es parar 5 minutos y desviar nuestra atención en otra cosa, para luego retomar la explicación con más atención?
A modo de conclusión, y sobre todo tras esta clase, quizás la más emocional de todas las que vamos a tener, porque ya lo dice la frase “No se puede educar la mente sin educar el corazón”, deciros que me siento orgulloso de ser partícipe de manera indirecta de la definición de Educación, que Michael nos está impartiendo día a día con sus clases. Llegamos siendo piedras iguales, cada una de un sitio distinto de España, pero poco a poco, a través de su enseñanza, están surgiendo esos diamantes que hay detrás de cada piedra, y que en un futuro no muy lejano serán los encargados de transmitir la pasión por la enseñanza en distintos centros educativos.
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